sábado, 8 de noviembre de 2008

POESÍA MAPUCHE O POÉTICA DE LA RESISTENCIA

Por Juan Paulo Huirimilla

Partimos del hecho que cualquier discurso poético evidencia cierta representación social, cultural y política, no es neutro, ya que, el imaginario, esquema mental del poeta, enuncia el mundo y el texto es el inconsciente colectivo de un pueblo, en nuestro caso particular, una nación que ha luchado históricamente por el mantenimiento y control territorial.
A este respecto, la poesía mapuche ha sido desde sus inicios cantada, manteniéndose esta tradición hasta hoy día. Ejemplo de lo anterior, son los discursos etnoliterarios tales como el ül: poema cantado, el nütram(la conversación histórica), el gulamtun(el consejo), el epewtun(los relatos donde los protagonistas son seres reales e imaginarios), entre otros discursos. Sin embargo, los poetas mapuches contemporáneos, han apostado a combinar la oralidad con la escritura poética, generando discursos poéticos que coexiste paralelamente a la tradición poética chilena, argentina o latinoamericana y aporta nuevas miradas o fuerza al lector a reconocer, en la poesía mapuche: un pueblo diversos cuyos habitantes deambulan entre el campo y la ciudad; una nación que lucha por la tierra, su madre y padre; el respeto a la naturaleza con todos los seres que cohabitan en ella, nuestros hermanos y hermanas; el respeto y valoración de la palabra de nuestros abuelos y abuelas, base del conocimiento mapunche; el desmontaje de los discurso del poder; la preocupación por los problemas ecológicos actuales, entre otras temáticas.
Los escritores mapuche que han apostado a la escritura como instrumento de testimonio poético-político, en los años 60 fueron: Anselmo Ragileo, creador del alfabeto para la codificación del mapunchedungun(lengua de la gente enraizara en la tierra); Sebastián Queupul, profesor y el José santos Lincomán, lonco(jefe) de Chilhué, uno de los primeros dirigentes políticos, que ingresó a la escuela del estado de Chile y enseñó la lengua Huilliche(gente del sur). Toda está escritura poética ha sido copilada en el libro “Poesía Mapuche:Las Raíces Azules de los antepasados”, editada por la Universidad de la Frontera:
Frente a la revolución capitalista(globalización)en este continente, que pretende privatizar las riquezas de las naciones, usurpar nuestros histórico territorio y trasformar nuestras relaciones humanas, en mercancía, surge una generación poética mapuche solidaria, colectiva, hermanada y que apuestan a la palabra por sobre el fuego del poder.
Por último, invitamos a leer una serie de registros poéticos de poetas mapuche contemporáneos, que evidencian esta marcada relación entre poética del testimonio y política, ya que, los enunciantes de estos discursos desentierran la historia no dicha y elaboran discursos que desesterotipan los blanqueados discurso poéticos-políticos oficiales:

Salmo 1492
Nunca fuimos
El pueblo señalado
Pero nos matan
En señal de la cruz
(Graciela Huinao, Walinto)



Pulotre 1916

Varias veces la muerte intentó cuajarse
en el aire y con su dedo dibujó el perfil
de un rostro que no era el mío.
Llegó buscando la señal
tatuada en las hojas del latúe.
Ahí se desarmó toda esa familia.
Trataron de sonreír, pero algo en sus cuerpos
se desprendía. Y luego los envolvieron
a cada uno en sus frazadas.
Y yo sólo contaba quince años
cuando vi a la vida huir como un perro
arrojado a las cenizas.
Entonces le dije a mi hermano:
Te mostraré lo que es el miedo en un
puñado de polvo (Eliot)
Permanece tranquilo.
La muerte es un accidente, lo demás no tiene importancia.
(Bernardo Colipán, Rahue, de "Arcos de Interrogación")


Descendencia

Ana Francisca Raimán Liencheo
En la tarde de lluvias torrenciales
Y lágrimas que brotaban de tus ojos
Por efecto de los gases lacrimógenos
En los campos de Lumaco en 1967.
Tu voz fortalecía la esperanza
De recuperar un día esas tierras
Mientras tu esposo era introducido en un camión
Por los agentes del Estado.
Ricardo Antileo Raimán,
Los barrotes de las cárceles
De Angol, Traiguén, Temuco
Y las paredes del Regimiento Miraflores
No doblegaron
Tu espíritu rebelde, tu altiva frente que humilló
El rostro de los viles verdugos.
Elisa Huaiquimil Queupo,
La niña que creó huérfana de padres,
Nieta del guerrero José Miguel Queupo,
Que con cálida dulzura
Hilaba la lana de las ovejas que criaba
Para abrigar nuestros sueños infantiles,
Nuestro llanto y risas con que alegrábamos
Sus días y sus pensamientos.
Antonio Antipi Huaiquín,
Weupife, vocero de la historia,
Descendiente del linaje Lonkomill,
Nombre que ahuyentó a los sicarios
De Saavedra, Urrutia, Pedro Lagos.
Ustedes, mis abuelos
Son este rostro que flameando llevo al viento
Son mi canto, mi bandera
Que jamás permitiré sea mancillada.
(Ricardo Loncón, Santiago, de “La Memoria Iluminada: poesía mapuche contemporánea”)




Manuel Melín

Cuando mataron a Manuel
algo se rompió
de nuevo en mi interior.

(¿Sería pequeño y moreno
o tal vez tuvo ojos claros?)

Todo es verde
las hojas y los tallos.
Delgados chorillos
reflejan el cielo
y me llenan los ojos
desbocándose.

Manuel, joven como yo
y de igual vocación
en mi sangre
encabritado
moría y nacía diez veces
en cada golpe que le dieron.

(Erwin Quintupil, Saltapura, texto inédito)



Mapurbe

Somos mapuche de hormigón
Debajo del asfalto duerme nuestra madre
Explotada por un cabrón.

Nacimos en la mierdópolis por culpa del buitre cantor
Nacimos en panaderías para que nos coma la maldición

Somos hijos de lavanderas, panaderos, feriantes y ambulantes
Somos de los que quedamos en pocas partes

El mercado de la mano de obra
Obra nuestras vidas
Y nos cobra

Madre, vieja mapuche, exiliada de la historia
Hija de mi pueblo amable
Desde el sur llegaste a parirnos
Un circuito eléctrico rajó tu vientre
Y así nacimos gritándoles a los miserables
Marri chi weu!
En lenguaje lactante.

Padre, escondiendo tu pena de tierra tras el licor
Caminaste las mañanas heladas enfriándote el sudor

Somos hijos de los hijos de los hijos
Somos los nietos de Lautaro tomando la micro
Para servirle a los ricos
Somos parientes del sol y del trueno
Lloviendo sobre la tierra apuñalada

La lágrima negra del Mapocho
Nos acompañó por siempre
En este santiagóniko wekufe maloliente.

(David Añiñir, Cerro Navia de “Marpurbe”)




EL SILENCIO Y EL GRITO

Anda el silencio
creciendo como una fuerza irrefrenable,
organizando
cuadrillas de voces mordidas,
de basurero en basurero juntando el músculo y el fuego,
desde el humo de las barricadas
desde las bancas nocturnas desde sus frazadas de cartón,
rompe el capullo
y comienza su marcha.
Para convertirse en un grito feroz
ha juntado todos los silencios en el último silencio
y quedado a la espera en primera línea
de la voz clandestina que llame al avance
sin considerar ni una sola vez la duda
con el corazón limpio y latiendo.
incendiando el miedo
venciéndolo desde el alma.
(EMILO GUAQUIN., Chilhué, texto Inédito)





Esperando a Inakayal

Volvió Inakayal. Los huesos del lonko habían permanecido
Desvelados demasiado tiempo en la vitrina de un
Museo. Volvió para descansar en la tierra.
Mis paisanos lo esperaban en Tecka. Puntuales estaban
Allí: Fabiana y Silvia.

Las imagino celestes
El frío en las polleras
El corazón desandando la impaciencia

Las veo celestes
De espaldas a la luna
Atentas a los signos de la tierra

Sagradas y en silencio
Por no perderse ni un latido
Del tiempo aquel que regresó ese día
A tocarles las manos y los ojos
Y las halló tempranas
Sin esquivarles la mirada al viento

Merecedoras del rumor en Chezungun
…Inakayal…lonko…piwke
en remolinos
hasta aquietar la espera

del fondo azul
recortó sus figuras y las traigo
desde antes y hasta el horizonte
Antiñir
Cayupán
Anay hermanas.

(Liliana Ancalao, Comodoro Rivadavia de “Tejido de lana cruda”)